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Crítica de la película “El Ángel de la Muerte” (Netflix)

Fonte: TMDB

Mucho Más que un Thriller: Una Historia Real que Estremece

Hay películas que entretienen, hay películas que incomodan… y hay películas que dejan un nudo en la garganta, como si acabáramos de descubrir una verdad demasiado cruda para asimilar. El Ángel de la Muerte (The Good Nurse), disponible en Netflix, pertenece a esa última categoría.

Inspirada en hechos reales, la película mezcla drama, suspenso y denuncia en una narrativa que impacta sin necesidad de exageraciones. No estamos ante una historia policial cualquiera. Estamos ante una crítica al sistema de salud que permite, por omisión, que el horror se repita.


Basada en una Historia Real: El Peso de Saber que Sucedió

Charles Cullen no es un personaje ficticio. Fue un enfermero real, condenado por asesinar pacientes durante más de 16 años en distintos hospitales de Estados Unidos. Aunque el número oficial de víctimas es 29, se estima que podrían ser más de 400, lo que lo convierte en uno de los asesinos seriales más letales de la historia moderna.

Pero lo más perturbador no es solo lo que hizo. Es cómo logró hacerlo durante tanto tiempo.

Dirigida por Tobias Lindholm, la película no cae en el sensacionalismo. Con una narrativa sobria, nos muestra cómo una cara amable puede esconder un infierno —y cómo la indiferencia institucional puede convertirse en cómplice silenciosa.


Jessica Chastain y Eddie Redmayne: Actuaciones que Erizan la Piel

fonte: TMDB

El reparto es una de las joyas de esta producción. Jessica Chastain interpreta a Amy Loughren, una enfermera agotada por su trabajo, con problemas de salud y dos hijas que criar sola. Es ella quien, poco a poco, empieza a notar que algo no cuadra con su compañero de turno.

Su actuación es sutil pero intensa. Amy no es una heroína en el sentido clásico; es vulnerable, real. Y por eso, su coraje conmueve.

Eddie Redmayne, por su parte, entrega una de sus actuaciones más inquietantes. Su Charlie Cullen es amable, atento, servicial. No parece un monstruo. Y precisamente eso lo hace tan aterrador.

Redmayne transmite el mal con silencios, con miradas bajas, con gestos que no dicen nada y, a la vez, lo dicen todo. Una interpretación escalofriante sin caer en clichés.


Suspenso a Fuego Lento: Sin Explosiones, pero con Verdad

No esperes persecuciones, ni sangre, ni escenas violentas. El Ángel de la Muerte apuesta por otro tipo de tensión: la que crece en los pasillos silenciosos de un hospital, en las rutinas, en lo cotidiano. La que te dice que el verdadero horror muchas veces pasa desapercibido.

La fotografía fría y apagada refuerza el clima opresivo. La iluminación hospitalaria, los ruidos de fondo, los silencios largos: todo crea una sensación constante de alarma.

La dirección acierta al no sobrecargar la trama. La historia ya es lo suficientemente fuerte. No necesita adornos.


Una Crítica al Sistema: Cuando el Lucro Vale Más que una Vida

El verdadero terror de la película no es el asesino. Es el sistema que lo permitió.

Durante años, hospitales detectaron comportamientos sospechosos por parte de Cullen, pero en lugar de denunciarlo, optaron por despedirlo en silencio, incluso con buenas recomendaciones, para evitar demandas o dañar su imagen.

En otras palabras: las vidas humanas fueron tratadas como un riesgo financiero.

Este es uno de los puntos más fuertes de la película. No se enfoca solo en un criminal. Apunta al problema mayor: instituciones que priorizan su reputación por encima del deber ético.


La Empatía como Herramienta: El Silencioso Heroísmo de Amy

Amy Loughren merece un capítulo aparte. Ella fue la clave para detener a Cullen. A pesar de su propia fragilidad física y emocional, decidió colaborar con la policía, grabando conversaciones en secreto para recolectar pruebas.

La película muestra su conflicto interior: protegerse a sí misma o actuar por el bien común. Su decisión cambió la historia.

En un mundo que aplaude héroes explosivos, Amy demuestra que la empatía, la atención y el valor en los pequeños gestos también pueden salvar vidas.


Cuando el Cuidador Hace Daño: La Inversión Más Dolorosa

Los enfermeros son símbolo de cuidado, de confianza. Y por eso, ver esa figura transformada en amenaza es especialmente perturbador.

Cullen no tenía el perfil de un criminal. Era educado, reservado, amigable. El tipo de persona en quien confiarías a ojos cerrados.

Esa es una de las reflexiones más duras de la película: el peligro no siempre viene disfrazado de villano. A veces, se presenta con una sonrisa amable y uniforme blanco.


¿Quién Cuida a Quien Cuida?: Otra Capa de la Historia

Además del crimen, la película plantea otra pregunta importante: ¿cómo afecta el sistema de salud a quienes trabajan en él?

Se muestra el agotamiento físico, la presión emocional, los bajos recursos, la falta de atención médica incluso para los propios enfermeros. Amy no podía costear su tratamiento. Cullen arrastraba un pasado de abandono y trauma.

No es excusa. Pero sí contexto. Y es urgente hablar de eso.


¿Y Si Ocurriera en América Latina?: Reflexiones que Traspasan Fronteras

Aunque la historia transcurre en Estados Unidos, sus implicaciones son universales. En muchos países latinoamericanos también vemos hospitales colapsados, negligencia encubierta, y profesionales de la salud trabajando en condiciones precarias.

La película nos obliga a preguntarnos: ¿qué estaríamos dispuestos a ignorar para evitar problemas? ¿Cuántas señales ya hemos pasado por alto?

El Ángel de la Muerte no es solo cine. Es un espejo incómodo.


¿Vale la Pena Verla? Absolutamente, Pero Prepárate

Esta no es una película fácil de digerir. No por sus escenas, sino por lo que despierta en el espectador. Por los silencios que deja.

Es una obra bien realizada, con actuaciones impecables y un mensaje poderoso. No busca escandalizar. Busca abrir los ojos.

Si disfrutas de los thrillers basados en hechos reales, si te interesa el detrás de escena del sistema de salud, o si simplemente quieres ver cine que te deje pensando días después, agrégala a tu lista.

Solo prepárate para verla con la mente y el corazón abiertos.


¿Qué Queda Después de Verla?

Queda un malestar necesario.
Queda la urgencia de revisar cómo funcionan nuestras instituciones.
Queda el deseo de valorar más a quienes cuidan de nosotros.
Y queda una pregunta que resuena más allá de la pantalla:

¿En cuántos otros pasillos silenciosos puede estar ocurriendo algo así… ahora mismo?

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